Ensayo de Jonathan Yardley sobre Marie Arana

lima author photoMarie Arana es una auténtica ciudadana hemisférica. Su escritura explora y abraza los dos lados de las Américas, tal como ella misma lo ha hecho durante toda su vida. Nacida en Lima, de padre peruano y madre “yankee”, se siente igualmente a gusto en ambas culturas. Tiene la doble nacionalidad de Perú y Estados Unidos, posee residencias en ambos países, y es apasionadamente leal a ambos. En los últimos años, mientras la presencia latina en Estados Unidos se ha vuelto cada vez más grande e importante, Marie ha trabajado incansablemente para explicar cada cultura a la otra.

Ella ha hecho del biculturalismo y todas sus ramificaciones los temas centrales de su escritura. Hasta la fecha su tema principal ha sido América Latina en general, específicamente Perú, y ha escrito relativamente poco acerca de Estados Unidos, aparte de una serie de pasajes de sus premiadas memorias “American Chica: Two Worlds, One Childhood” (Chica Americana: Dos Mundos, Una Infancia). Sin embargo, Estados Unidos es absolutamente fundamental para su trabajo, porque ella escribe únicamente en inglés. Por lo tanto su creación es por naturaleza propia bicultural e intercultural, teniendo muchos de los temas que exploraron  los grandes escritores del “boom” latinoamericano -Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa- pero en inglés y desde un punto de vista que es en tanto de América del Norte como del Sur.

Arana simpatiza con la vanguardia literaria, de Vladimir Nabokov (uno de sus escritores favoritos) a Roberto Bolaño, pero a pesar de que su prosa es a menudo muy inventiva, no practica los juegos de palabras. Su prosa refleja su profundo interés y conocimiento de la lingüística (área en la que tiene un Máster) y los idiomas. Habla con fluidez español, inglés y francés, se especializó en ruso en la Universidad Northwestern y todavía lo habla y lee con facilidad, y tiene italiano y chino mandarín “de calle”. Aunque hablaba inglés desde pequeña, gracias a su madre, creció inmersa en el ambiente de habla española de Lima y los otros parajes donde vivía su familia en Perú, lo que hace aún más notable que el inglés sea ahora su lengua primaria y lo escriba con una fluidez notable.

Aparte de Nabokov y las plumas ya mencionadas del “boom”, los escritores que más admira son Fyodor Dostoyevsky, Jorge Luis Borges, Vladimir Voinovich (cuya obra editó en 1980, mientras trabajaba en Harcourt Brace Jovanovich), Flannery O’Connor, Joseph Conrad, León Tolstói, Stanley Elkin (cuya obra editó en Simon & Schuster), y Jane Austen. Un número de críticos etiquetó su novela “Cellophane” (Celofán) como “realismo mágico”, y aunque Marie estaba halagada de ser comparada con García Márquez, rechaza el término en sí mismo. Su trabajo, como el de los maestros latinoamericanos, se basa en la realidad cotidiana de la vida de los latinos, que incluye conexiones con lo espiritual y el otro mundo, que no son “mágicas” a los ojos de quienes las experimentan, sino simplemente la vida misma.

La prosa de Arana puede ser lírica, como en “American Chica: Two Worlds, One Childhood” (Chica Americana: Dos Mundos, Una Infancia) y, sobre todo, “Cellophane” (Celofán), pero es igualmente capaz de escribir en un estilo magro muscular, como en su novela “Lima Nights” (Noches Limeñas) o en las muchas piezas de periodismo que ha hecho desde que llegó a The Washington Post en 1993. Su estilo de escritura no se deriva solamente de su formación lingüística y la lectura a profundidad, sino de su apasionado amor por la música. Es una consumada pianista. Un piano de cola Steinway, que desearía tener más tiempo para tocar, es la pieza central de su sala de estar en Washington. Sus gustos musicales corren, literalmente, desde Mozart a Motown. De niña estudió ballet con Alexandra Danilova, mientras soñaba con ser una cantante de ópera. Le encanta Bach, Mendelssohn, Chopin y Rachmaninov, pero también Neil Young, Joe Cocker, Marvin Gaye y Santana.

Además de la música, sus actividades favoritas giran en torno a la mesa y su familia. Es una cocinera consumada e innovadora, cuya especialidad es la comida peruana, que en los últimos años amantes de la gastronomía de todo el mundo han llegado a considerar una de las mejores del planeta. Cocina peruano si está en Washington o en Lima, pero prefiere este último porque los ingredientes esenciales -papas, limones, mariscos, Pisco- son nativos y frescos. Cuando están en Lima, ella y su marido son visitantes frecuentes de los increíbles restaurantes de la ciudad, siempre comenzando el almuerzo con un perfecto Pisco Sour.

Marie tiene dos hijos adultos: Adam, que trabaja como ingeniero director de software en Silicon Valley, y Lalo, que vive en Londres. Sus nietos, Aidan, Ryder y Max, representan un sinfín de alegrías para Arana, aunque quien la ve no puede creer que sea abuela.

—Jonathan Yardley

Washington, D.C.

Junio, 2010